«Es el ser humano individual, concreto, no la comunidad, el que cree, ama, sufre, espera, ofrece resistencia o actúa fraternalmente. A los ojos de Dios es él quien debe poder llegar a ser sujeto, curar sus heridas y descubrir la libertad del hijo de Dios» .
Algunas imágenes de Dios que exigen una purificación urgente:
- De un Dios autoritario, celoso y despótico, juez inflexible y castigador minucioso, que genera angustia, opresión y culpabilidad enfermiza, a un Dios que nos ofrece su gracia y nos invita a acoger de manera confiada y responsable su presencia salvadora.
- De un Dios «paternalista» y «tapagujeros» suplantador de sus criaturas, que favorecen el infantilismo regresivo y la irresponsabilidad, a un Dios respetuoso de la autonomía humana y estimulo de una libertad responsable.
- De un Dios «hiperprotector» y permisivo, manipulable por medio de ritos, plegarias y promesas, que genera pasividad bobalicona («Dios proveerá», «Dios perdonará») a un Dios expectante, que «nos crea creadores» y nos acompaña con su presencia atractiva y exigente en la construcción de una «humanidad nueva».
- De un Dios «Absoluto» e impersonal, símbolo de valores universales como el amor, la verdad y la justicia, que impulsa un activismo de carácter prometeico a un Dios Padre que nos ofrece en Cristo su amor personal incondicional y gratuito.
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