sábado, 13 de marzo de 2010

La eterna cuestión: cambiar



El sufi Bayazid dice acerca de sí mismo:
“De joven yo era revolucionario y mi oración
consistía en decir a Dios: “Señor,
dame fuerzas para cambiar el mundo”.

A medida que fui haciéndome adulto, y
caía en la cuenta de que me había pasado
media vida sin haber logrado cambiar
a una sola persona, transformé mi oración
y empecé a decir: “Señor, dame la
gracia de transformar a cuantos entren
en contacto conmigo”.

Ahora que soy viejo, y tengo los días contados,
he empezado a comprender lo
estúpido que he sido. Mi única oración
es la siguiente: “Señor dame la gracia de
cambiarme a mí mismo”. Si yo hubiera
orado de este modo desde el principio,
no habría malgastado mi vida”.

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