Testamento de Siena
Escribe como bendigo a todos mis hermanos, a los que están en la Religión y a los que han de venir hasta la consumación del siglo. Como, a causa de la debilidad y el dolor de la enfermedad, no me encuentro con fuerzas para hablar, declaro brevemente a mis hermanos,
mi voluntad en estas tres palabras:
Que en señal del recuerdo de mi bendición y de mi testamento, se amen siempre mutuamente,
que amen siempre a nuestra señora la santa pobreza y la guarden,
y que vivan siempre fieles y sumisos a los prelados y a todos los clérigos de la santa madre Iglesia.
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