Hablar de resurrección desde la experiencia cotidiana de la vida, desde la visión de los problemas que vive nuestro mundo, desde nuestros propios problemas, sería abrirse a la vida que cada día trae cosas nuevas y descubrir el gozo escondido del vivir desde lo no planeado, ni pensado, ni programado sólo desde mi… pues Otro de Quien puedo fiarme lleva el timón de mi vida.
- Cuando acierte a escoger la vida con confianza, en abandono a lo que la vida me da y me quita llegaré a descubrir el camino de la paz y la felicidad.
- Cuando sea capaz de descubrir la riqueza de ceder y despojarme de mis criterios de eficacia y fecundidad, válidos y no válidos, llegaré a saborear el valor del reino.
- Cuando me reconcilie con verdad, mi verdad sin caretas ni añadidos, me descubriré amada de verdad.
- Cuando la otra persona sea para mi misterio y asombro, novedad que se acoge, realidad que puedo morar y acoger, entonces podré contemplar el rostro de Dios.
- Cuando en mi pobreza acoja con misericordia a la otra persona, entonces conoceré el gozo entrañable de la ternura de Dios.
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