lunes, 3 de mayo de 2010

Gracias a Dios asesiné mis dioses



Hemos nacido estrepitosamente
en un mundo inclinado hacia la nada.
A un lado y otro, la desidia; enfrente
nada. Nada. Absolutamente nada.

Ni más ni menos que mortales. Esto
me basta. Sí. Me basta ser un hombre
condenado a morir. Libre de impuesto
de tal o cual celeste estado. Un hombre.

Tengo que hacer. Vivir. Vivir. Y luego
seguir viviendo mientras pueda. Digo
vivir, volcar mi vida como un dado. Juego
a ganarme la vida, dicen. Digo.

Gracias a Dios asesiné mis dioses,
vedme solo, sin más quehacer que hacerme
a mi gusto. Gritando a dios adioses
súbitamente entristecido, inerme.

Miradme. Amigos, os lo ruego. Oídme.
Amo a todos los hombres. Vivo en medio
de la calle. Callad. Callad. Oídme,
oh sí, oídme cantar…
y qué remedio¡

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